El ELbrus, con
sus 5.642 m es el techo de Europa, llamado “Mangitau” por los locales
(montaña por encima de miles de montañas). El día tres de Agosto empiezo esta nueva aventura viajando a Madrid y esa misma noche vuelo, junto a un grupo de españoles, a Moscú donde aterrizamos a las 06:00 h hora local (+ 2 h). por la tarde un segundo vuelo nos lleva hasta la población de Mineralnye Wody y seguidamente, con los cuerpos casi desechos, tres horas más de coche y curvas, en plena noche, nos adentran en el corazón del Valle de Terksol a donde llegamos a las 24:00 h. Total casi cuarenta horas desde mi partida de Almería. El Valle de Terksol es el centro neurálgico de los deportes de montaña; esquí, BTT, senderismo, alpinismo, pesca, etc. A la mañana siguiente, Sábado, inicio el proceso de aclimatación ascendiendo a 3.000 m hasta una zona donde se encuentra un centro astronómico, pasando por unas preciosas cascadas de agua. El Domingo asciendo el Chegeat Peak (3.500 m), una pequeña montaña que en su parte inicial presenta fuertes desniveles y obliga a tonificar las piernas a la fuerza.
Nosotros preferimos continuar la ascensión hasta un nuevo refugio situado sobre los 4.000 m, justo por encima de Barrels Hut, con el objetivo de forzar un poco más la aclimatación y facilitar el ataque a cumbre en los próximos días. El Martes realizamos una ascensión hasta 5.000 m, pasando por las conocidas Pastuckhova Rocks (4.800 m), punto de referencia para los montañeros en su aproximación a la gran diagonal del collado. El día ha ido bien, pero algunos compañeros acusan el mal de altura y debutan con cefaleas y nauseas y precisan de tratamiento durante varios días. La previsión meteorológica y los barómetros indican un empeoramiento inminente del tiempo. El Miércoles, nueve de Agosto, a las 02:00 h todo esta preparado para el ataque a cumbre. Nos vemos obligados a salir con el equipo de ventisca puesto. Hay luna llena y un espectacular cielo de estrellas, pero a nuestra izquierda (Oeste) podemos apreciar una virulenta tormenta con factor eléctrico, que el viento arrastra directamente a nuestra montaña. El viento arrecia y no tardamos en vernos inmersos en una densa ventisca que dificulta la progresión y que no permite ver nada. Conseguimos llegar a Pastuckhova Rocks (4.800 m), donde nos reagrupamos y planteamos descender. Finalmente, varios del grupo, decidimos continuar alentados por algunos claros en el cielo. Conseguimos encontrar la huella de la gran diagonal que lleva al collado, pero sobre los 5.200 m la situación se complica un poco; fuerte viento con ventisca, visibilidad nula, estados de agotamiento, ligeras hipotermias y el precedente de días anteriores toman la decisión por si mismos “descenso inmediato”. Gracias a la ayuda del GPS regresamos rápidamente a Pastuckhova Rocks y en menos de seis horas todos a salvo en el refugio.
El Viernes, de nuevo a las 02:00 h, todo toma otro color, hace algo de viento, pero hay una noche esplendida y una extraña calma que nos dan buenas vibraciones. Progresamos bastante rápido y antes del amanecer hemos superado Pastuckhova Rocks, recibiendo las primeras luces sobre 5.000 m. Todo va bien, estamos en la gran diagonal y solo hemos realizado un pequeño descanso. Sobre las 07:00 h alcanzamos el collado que separa ambas cumbres, otro pequeño descanso y seguidamente afrontamos el ascenso de la gran pared Este del Elbrus. Una fuerte pendiente de nieve helada nos conduce hasta las rocas previas a la arista cimera. Cuando ya todo parece haber terminado, unos doscientos metros nos separan aún de la codiciada cumbre que, ahora si, se muestra esbelta, gélida y de un blanco celestial ante nuestros ojos. Apenas veinte minutos y el objetivo esta conseguido, es el momento de la emoción, del abrazo, de las fotos, de la lagrima contenida o no, del recuerdo de los compañeros que no te acompañan en ese instante, de los seres queridos y del recuerdo de todo lo pasado para llegar aquí, solo y únicamente por pisar este pequeño rincón de nuestro pequeño planeta. Recordar que por
esta ruta hay que superar un desnivel de casi 1.700 m, o sea el doble que
si ascendemos al Mont. Blanc desde el refugio de Gouter. Especial agradecimiento a los compañeros de la UCI pediátrica, que han facilitado que pueda realizar la actividad y a los pocos compañeros y entidades que han confiado en mi y me han apoyado en este proyecto. |
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